8 de enero de 2013

Las voces perdidas y las voces oídas.

"Perdí la voz" dijo un amigo en tono de ultratumba. No puede ser que la hayas perdido, ¡en algún lado la dejaste! Y así comienza este pequeño razonamiento. Creo que una voz es algo que no se va a quedar quietita y callada por mucho tiempo. Se me ha ocurrido que si alguien pierde la voz, otro alguien debería de encontrarla y escuchar lo que esta tiene para decir. Así por lo tanto, si mi amigo perdió la voz anoche en un bar, tal vez hoy a la mañana, el muchacho que limpia el bar a las 9:00 am escuche una voz que dice "¿Qué habrá para desayunar ahora?"; y no, no está loco, simplemente se encontró la voz de otra persona.Esto explicaría varios fenómenos cotidianos: Los lugares y paisajes que enamoran y quitan el aliento tienen en ellos los susurros de toda la gente que se sorprendió, y no dijo nada. Los bancos de escuela tienen las ideas ocurrentes del último minuto del examen, esas que de improvisto parecen salvarte de la última pregunta de la prueba, o hundirte por completo. Y los bares y los boliches, y los psiquiatricos y los monasterios, y los hospitales y los cementerios. Y así, lugares y voces esperan a alguien que las escuche porque tienen algo para decir que alguien perdió, o que alguien calló.

Luego les contaré sobre por qué aparecen esos pelos misteriosos de 4 cm que no estaban el día anterior.

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